Después del paréntesis que supusieron dos álbumes un tanto atípicos como "Tintín en el Tíbet" y "Las joyas de la Castafiore", "Vuelo 714 para Sidney" representa la vuelta al Tintín más clásico, con viajes a lugares exóticos, aventuras, mucho humor, buenos y malos, e incluso una costumbre que Hergé había cultivado en los primeros tiempos y que ya parecía olvidada: la caricaturización de personajes reales y conocidos. "Vuelo 714 para Sidney" -el vigesimosegundo título de la serie- se puede considerar la última gran aventura de Tintín, dado que "Tintín y los Pícaros" es un tanto carnavalesco, de "Tintín y el arte alfa" sólo hay bocetos y de "Tintín y el lago de los tiburones" mejor no hablar.

Esta aventura empezó a publicarse en el semanario Tintín el 27 de Septiembre de 1966 y finalizó el 28 de Noviembre de 1967, apareciendo en 1968 el álbum completo y definitivo. Corresponde a una época en la que Hergé se tomaba la creación de aventuras de Tintín como un hobby secundario, por lo que se tomaba este trabajo con mucha más calma, de ahí la espera de cuatro años desde la publicación de su anterior álbum, "Las joyas de la Castafiore".

Además de la vuelta a la escena de malos entrañables como Allan o Rastapopoulos, en este relato aparece un nuevo personaje lleno de fuerza y carácter que se acaba convirtiendo en el centro de toda la aventura: Laszlo Carreidas, "el hombre que nunca se ríe" (salvo con el profesor Tornasol). Este multimillonario con aspecto de indigente está inspirado en un personaje real, el ingeniero aeronáutico y propietario de una de las grandes empresas mundiales de fabricación de aviones, Marcel Dassault.


Marcel Dassault

Esta analogía no sólo afecta al personaje en sí, sino que alcanza a una de sus creaciones: el avión Carreidas C160 Jet recuerda, tanto en su diseño como en su novedoso concepto -un jet privado de negocios-, a uno de los productos-estrella de la factoría Dassault: los aviones de la serie Falcon-Mystere. Aunque presenta cierta semejanza con el Falcon-Mystere 20 aparecido en 1965, algunos afirman que el diseño que el colaborador de Hergé Roger Leloup realizó para el Carreidas C160 está fielmente basado en un proyecto de la serie Falcon de Dassault que nunca se llegó a concretar por falta de salidas comerciales garantizadas. El Carreidas C160 Jet es un reactor trimotor de uso civil y de negocio cuya característica más destacada son sus alas de geometría variable, que se extienden durante el despegue y aterrizaje y se repliegan durante el vuelo. Este curioso recurso técnico fue introducido por los ingenieros alemanes durante la Segunda Guerra Mundial en su revolucionario Messerschmitt P-1101 -uno de los primeros reactores de la historia- y utilizado después en algunos otros aviones militares norteamericanos y soviéticos (F-111, F-14, Mig-23 y Tupolev Tu-160 entre otros), aunque nunca llegó a utilizarse en aviones de uso civil. La inclusión de este elemento y la notoriedad que se le da en la historia muestra una vez más el ya conocido interés de Hergé por los temas aeronáuticos.


Falcon-Mystere 20

Laszlo Carreidas supone, tal como se menciona en el libro Tintín y el mundo de Hergé, el fin del maniqueísmo en los personajes de la serie. Por primera vez en las aventuras de Tintín uno de los protagonistas no se alinea claramente entre los buenos o los malos, sino que presenta una cierta ambigüedad al respecto: el millonario Carreidas permanece asociado en todo momento al bando de los "buenos", pero a lo largo del relato vamos descubriendo que en realidad se trata de un sujeto sin educación -eso ya se veía desde el principio-, sin escrúpulos y que cuando le inyectan el suero de la verdad se permite incluso competir en términos de maldad con el mismísimo Rastapopoulos.

Casi al final de la historia, Hergé decide introducir una vez más algunos de los temas que más le interesaban en esta época: las ciencias ocultas, los fenómenos paranormales y la parapsicología, aunque en esta ocasión añade otro tema que también estaba de gran actualidad en la época: los ovnis y la posible existencia de vida extraterrestre. Aquí el creador de Tintín se muestra prudente y discreto, como no podía ser de otra forma: para evitar que la historia perdiera seriedad y credibilidad evitó mostrar directamente a los seres de otros mundos, limitándose a mostrar su platillo volante en un par de viñetas. Todas las evidencias de su existencia vienen dadas por las comunicaciones con su contacto en la Tierra, el profesor Mik Ezdaditoff, lo cual contribuye a mostrarlos siempre bajo un halo de misterio que hace la historia mucho más creíble y digerible. Por cierto, que el mencionado profesor Mik Ezdaditoff es el segundo de los personajes reales que aparecen en este álbum: se trata de una caricaturización del  escritor francés Jacques Bergier, autor del archifamoso libro Le Matin des Magiciens (El retorno de los brujos) y animador de la revista Planète.


Jacques Bergier

Existe una tercera aparición de un personaje real en esta aventura: en la penúltima viñeta aparece el capitán Haddock estrechando la mano del periodista que les había entrevistado. Este periodista es un lector de Talence (Gironde) llamado Jean Tauré que había pedido a Hergé que le dibujara en alguna aventura. Hergé atendió su petición y le concedió el privilegio de dar la mano al mismísimo Capitán.


Vuelo 714 para Sidney
Título original Vol 714 pour Sidney
Año 1968
Reediciones -
Personajes nuevos -