Aunque la traducción al español del título de este álbum parte de un error, -no se puede "aterrizar" en la Luna-, creo que después de tantos años tampoco merecía el cambio de título al que se le ha sometido en las últimas ediciones. Para los tintinófilos de toda la vida este libro siempre será "Aterrizaje en la Luna" y no esa ridiculez de "Hemos pisado la Luna" con que ha sido rebautizado, aunque por otra parte también hay que admitir que este nuevo título es algo más parecido al original en francés, "On a marché sur la Lune".

Después del largo preámbulo que supuso "Objetivo la Luna", por fin Tintín, el Capitán y compañía se ponen en marcha para intentar pisar nuestro satélite por primera vez, quince años antes de que lo hicieran Neil Armstrong y Edwin F. Aldrin. El propio viaje en sí junto con los malvados intentos de los agentes bordurios de hacer fracasar la misión y apoderarse del cohete constituyen esta apasionante odisea, aderezada también -al igual que ocurre en "El tesoro de Rackham el Rojo"-, con las contínuas meteduras de pata de Hernández y Fernández, que una vez más ponen a prueba la escasa paciencia del Capitán. Sin embargo en esta ocasión y al contrario que en "El tesoro...", a los inefables policías les falta el complemento ideal en su proceso de desquiciamiento del Capitán: el profesor Tornasol. Por una vez y sin que sirva de precedente, el Profesor no aparece en esta aventura como un sabio excéntrico, distraído y torpe que no se entera de nada y que vive en su universo particular; aquí es la auténtica estrella de la historia, el artífice del viaje, aquél al que todos miran buscando soluciones cuando las cosas van mal. Por una vez el bueno de Silvestre se desenvuelve en su medio natural, actuando como un verdadero científico y lejos del torpe personaje que en otras aventuras se mueve zascandileando totalmente fuera de lugar. Los que admiramos la ciencia y a los científicos agradecemos sinceramente esta rehabilitación, aunque sea sólo temporal.

Otro aspecto que hace especialmente valioso este álbum es el tratamiento riguroso y certero que hace de temas físicos y astronómicos -con alguna pequeña excepción sin importancia-, y que le convierte en pionero de aventuras espaciales tratadas con rigor científico. Al igual que ocurrió en el cine catorce años más tarde con la obra maestra de Kubrick -2001: una odisea del espacio-, "Aterrizaje en la Luna" supone un hito en el cómic de ciencia-ficción: por primera vez (que yo sepa) un autor se molesta en obtener la información y conocimientos necesarios para no mostrar la multitud de errores y barbaridades tan habituales en este tipo de obras, como naves que suenan en el espacio vacío, explosiones con fuego donde no hay oxígeno, estrellas que se ven pasar desde la ventana de un cohete como si fueran árboles cercanos a una carretera, etc. etc. De hecho muchos científicos han reconocido que la lectura cuando eran jóvenes de este "binomio lunar" de Tintín determinó su futura vocación, y como merecido homenaje al creador de estas obras, la Sociedad Belga de Astronomía -a la que pertenecían algunos de estos científicos- decidió ponerle el nombre Hergé al asteroide 1953 PA, situado entre Marte y Júpiter y descubierto en 1953 por el astrónomo Silvain Arend. Además, el realismo de estas dos obras llevó a los editores de la revista Paris-Match a encargar a Hergé una serie de ilustraciones para explicar a sus lectores la misión del Apolo XII.

A continuación enumero algunos de los detalles de fidelidad científica a los que me refería anteriormente:

  • La sensación de aplastamiento que sufren los tripulantes debida a la fuerte aceleración al despegar, que les lleva incluso a perder la consciencia, es totalmente real. Los astronautas cuentan que las sensaciones que experimentan durante un despegue son de ruido ensordecedor, tremendas vibraciones, aplastamiento y sensación de no poder respirar. Cualquier astronauta de la realidad suscribiría las palabras de Tintín: "...Las vibraciones son cada vez más fuertes...La sensación de aplastamiento se acentúa...La respiración...es...cada vez...más difícil...".
  • El whisky del Capitán se convierte en una bola cuando desaparece la gravedad artificial dentro del cohete: así es como se comportan los fluídos en ausencia de gravedad.




  • Cuando el Capitán -algo borracho- sale del cohete para dar un paseo por el espacio, queda avanzando exactamente a la misma velocidad que la nave. Una vez más, un 10 en física para Hergé: la inercia adquirida y la ausencia de fricción en el espacio vacío harían que fuera exactemente así.
  • En esta misma aventurilla del Capitán aparece el asteroide Adonis, que el profesor Tornasol describe como: "...un fragmento del antiguo planeta que circulaba en otros tiempos entre Marte y Júpiter. Es una gran masa rocosa de unos 700 metros de diámetro...". Adonis existe realmente (aunque es algo mayor: 2 kilómetros de diámetro) y cuando se descubrió en 1936 llegó a acercarse a 2 millones de kilómetros de la Tierra. El hecho de encontrarlo entre la Tierra y la Luna sí que es algo exagerado, aunque algún caso se ha dado también de asteroides a tan poca distancia de la Tierra. En cuanto al hipotético planeta de circulaba entre Marte y Júpiter como origen del cinturón de asteroides al que se refiere Tornasol, ésa era la teoría aceptada en la época, aunque actualmente se cree que nunca llegó a existir tal planeta y que dicho cinturón es un disco protoplanetario que debido a la influencia gravitatoria de Júpiter nunca llegó a formar un planeta.
  • En una de las secuencias más hermosas y solemnes de toda la historia del cómic, Tintín describe así el paisaje lunar cuando abre la puerta del cohete: "...En el cielo, negro como la tinta, brillan millones de estrellas pero inmóviles, heladas, sin ese parpadeo que desde la Tierra, las hace tan vivas." Efectivamente el parpadeo o "tintineo" característico de las estrellas vistas desde la Tierra se debe a las turbulencias del aire de la atmósfera que nos rodea. En la Luna no hay atmósfera y por lo tanto el cielo siempre se ve negro y las estrellas son puntos estáticos de luz.




  • Un meteorito impacta y explota sobre la superficie lunar a pocos metros de Tintín y el Capitán sin que estos oigan nada. Lógico, puesto que en el espacio vacío tampoco hay trasmisión de sonido. En esta misma secuencia Tintín hace una precisa descripción de lo que es un meteorito y de cómo se comporta al impactar contra la atmósfera terrestre, convirtiéndose en una estrella fugaz.
  • Cuando el Capitán intenta saltar de alegría logra un salto prodigioso. Tintín se lo explica claramente: la gravedad es seis veces menor en la Luna que en la Tierra y por lo tanto el peso de cualquier objeto también es seis veces menor. El Capitán pesaría allí unos 12 ó 13 kilos.

Junto a todos estos aciertos también hay algún error y alguna licencia que se toma Hergé, pero son totalmente disculpables; al fin y al cabo es un cómic y no un tratado de astrofísica. Hay una completa descripción, tanto de los aciertos como de los errores en la siguiente web: http://oceanoestelar.blogspot.com/2006/11/la-luna-de-tintin.html


Aterrizaje en la Luna
Título original On a marché sur la Lune
Año 1954
Reediciones -
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