En el mismo momento en que las naciones de Paraguay y Bolivia consiguieron la independencia de la corona española, en 1811 y 1825 respectivamente, comenzaron un litigio entre ellas por una región intermedia, árida, de escasa población y sin gran valor económico, denominada el Gran Chaco. El valor estratégico que tenía esta comarca se basaba en que quien la dominara tendría la puerta abierta al Océano Atlántico a través del río Paraguay, que atraviesa dicha región.

Durante los inicios del siglo XX, se alternaron diversas negociaciones entre ambos países con ocupaciones parciales de la región por parte de sus ejércitos, que fueron levantando pequeños asentamientos en distintos puntos del Chaco. La situación se agravó considerablemente entre 1927 y 1928, cuando se descubrió que había petróleo en la zona occidental del Gran Chaco, lo que llevó a pensar a las compañías petrolíferas que estos yacimientos podrían extenderse hacia el Este, en territorio paraguayo. En julio de 1932 estalló la guerra entre ambos países, con el trasfondo de la pugna entre dos grandes compañías petrolíferas: la Standard Oil of New Jersey, norteamericana, y la Royal Dutch Shell, empresa angloholandesa, por lo que Estados Unidos proporcionó ayuda militar y financiera a Paraguay, mientras que Gran Bretaña apoyó a Bolivia. La guerra se prolongó hasta 1935 y provocó más de 100.000 muertos en ambos bandos. Finalmente terminó con un tratado que favoreció claramente a Paraguay, que obtuvo tres cuartas partes del territorio del Gran Chaco. A cambio Bolivia recibió una pequeña área hacia el río Paraguay, llamada Puerto Busch.

El fin de la guerra provocó gran inestabilidad en ambos países: en Bolivia el presidente Daniel Salamanca tuvo que ceder el gobierno a su vicepresidente José Luis Tejada que poco después fue derrocado por el coronel José David Toro. Mientras tanto en Paraguay el gobierno del presidente Eusebio Ayala fue derrocado por un golpe militar de oficiales jóvenes, que creían que los resultados del tratado habían sido demasiado benignos para Bolivia.

¿Y a qué viene todo esto?, se preguntarán. Pues muy sencillo: ahora cambiamos Paraguay por Nuevo Rico, Bolivia por San Teodoros, el Gran Chaco por el Gran Chapo, la Standard Oil of New Jersey por la "General American Oil", la Royal Dutch Shell por la "Compañía Inglesa de Petróleos Sudamericanos", y a algunos de los militares bolivianos -Tejada, Toro,...- por el general Alcázar y el general Tapioca, y tendremos el escenario donde se desarrolla la trama principal de "La oreja rota".



Guerra del Gran Chapo 1

Hergé dibujó "La oreja rota" entre 1935 y 1937, y siguiendo con la tradición que inició en "El loto azul", nos muestra parte de la actualidad mundial de la época en sus viñetas, eso sí: esta vez cambió los países y protagonistas originales por otros imaginarios, costumbre que mantendría en publicaciones posteriores. Aunque la guerra del Gran Chaco no tuvo una gran repercusión mundial, él la descubrió en la revista Le Crapouillot (que era una de sus mejores fuentes de información en aquella época) y el impacto que le causó -me imagino que no tanto la guerra en sí como la situación de precariedad e inestabilidad política en aquellos jóvenes países sudamericanos- le llevó a escribir sobre ella.


Guerra del Gran Chapo 2

La fidelidad histórica de "La oreja rota" es casi absoluta, como muestra la inclusión de un personaje como Basil Bazaroff (B. Mazarov en la primera edición), presidente de la empresa de armamento Vicking Arms, y que está basado en el personaje real Basil Zaharoff, presidente de la empresa de armamento Vickers-Armstrong.


Basil Bazaroff
Basil Zaharoff Tanque Vickers Mk. B.

De Zaharoff se decía que alentó varios conflictos internacionales con el fin de vender armas a ambos bandos. Curiosamente, los tanques Vickers tuvieron una participación destacada en la guerra del Gran Chaco (¿casualidad?). En el pasaje de "La oreja rota" donde se inicia la guerra entre la República de San Teodoros y Nuevo Rico aparece este personaje vendiendo prácticamente las mismas armas a ambos ejércitos, en una curiosa secuencia en la que viaja en su avión privado a ambos países y luego de forma casi rutinaria va dictando a su secretaria los pedidos de ambos gobiernos, los dos a pagar en cómodos plazos. Muy evidentes tenían que ser este tipo de actividades en Zaharoff para que Hergé las incluyera de una forma tan explícita en la historia. De hecho parece ser que ya durante la Primera Guerra Mundial este individuo de origen greco-ruso se hizo tristemente famoso por este tipo de negocios y fue insistentemente denunciado por la revista Le Crapouillot.


Basil Bazaroff 2

Puestos a seguir con las analogías, en un momento de la historia aparece la estatua del general Olivaro -libertador de San Teodoro- y que obviamente está inspirado en Simón Bolívar, artífice de la independencia de Bolivia (entre otros países) de la corona española.

Aunque este escenario bélico tiene gran interés por su relación con la realidad, no deja de ser simplemente un marco donde se desarrolla parte del relato, que comienza con el robo de un fetiche en un museo etnográfico próximo a la casa de Tintín. La investigación correspondiente le lleva a América del Sur, concretamente a la República de San Teodoros donde sin quererlo acaba siendo nombrado coronel ayudante del general Alcázar. Junto con este personaje se verá mezclado en una guerra y en distintas tramas golpistas que le llevarán al territorio de los arumbayas, allí conoce al explorador Ridgewell -una especie de Dr. Livingstone-, el cual le ayudará a resolver finalmente el misterio.

Los arumbayas son una tribu que habita a orillas del río Badurayal disputándose el territorio con los bíbaros -obviamente inspirados en los jíbaros, incluyendo su método de reducción de cabezas de los enemigos capturados- y que han encontrado en el explorador Ridgewell a un nuevo líder, ante los celos y envidias del hechicero de la tribu, que siente que ha perdido poder e influencia entre sus miembros. Al igual que hiciera con los indios en "Tintín en América", Hergé muestra aquí su simpatía por las poblaciones indígenas. Aunque los arumbayas son temidos y tenidos por "malos" por el solo hecho de defender su territorio y civilización, en el fondo son lo suficientemente "buenos" como para que el explorador Ridgewell haya decidido renunciar al mundo civilizado y quedarse con ellos.

En 1943 el álbum fue pasado a color y redibujado parcialmente. Hergé suprimió alguna viñeta en esta segunda edición, como una en la que Tintín tiene una pesadilla en la que un arumbaya le dispara una flecha con una cerbatana.



Sueño de Tintín


La oreja rota
Título original L'Oreille cassée
Año 1935
Reediciones 1943 (coloreado, redibujado parcialmente)
Personajes nuevos General Alcázar, General Tapioca, Pablo, Ridgewell.