En 1931, fecha en que se comenzó a publicar "Tintín en América" en Le Petit Vingtième, Estados Unidos se encontraba inmersa en la gran depresión económica que siguió al crack de la bolsa de 1929, una depresión que en ese momento comenzaba a propagarse a la economía europea, ya de por sí dañada tras la Primera Guerra Mundial.

En esa época, Alphonse Gabriel Capone (Al Capone) ya se había convertido en un mito de la delincuencia y el crimen organizado en EEUU. Aunque sólo pudo ser condenado por evasión de impuestos, durante la década de 1920-1930 fue el rey de las bandas de Chicago, responsable de los negocios ilegales de juego, alcohol y prostitución en la ciudad. En el relato de Hergé aparece como el cabecilla de una banda de gangsters que además de estos negocios extendía sus redes hasta el Congo, donde pretendía controlar la producción de diamantes. Como curiosidad hay que mencionar que es el único caso en las historias de Tintín en que aparece un personaje real con su verdadero nombre. Normalmente los personajes son siempre imaginarios, aunque a menudo inspirados en reales.



La visión que los europeos tenían de Norteamérica a principios del siglo XX estaba plagada de admiración y esperanza por un lado y de cierto escepticismo por otro hacia un "nuevo mundo" que avanzaba demasiado deprisa y donde todo podía ocurrir. Por otro lado, el círculo religioso y conservador belga, al que pertenecía Le Vingtième Siècle, no veía con muy buenos ojos a una tierra donde el materialismo y el culto al dinero parecían imponerse a todo, y continuando con su habitual línea propagandística intentó utilizar esta nueva aventura de Tintín para realizar una crítica a esta nueva sociedad que estaba surgiendo en el nuevo continente. 

Sin embargo, y a pesar de este recelo por parte de la vieja Europa, América no dejaba de ser la tierra de las oportunidades, lo que provocó emigraciones masivas en busca de trabajo y fortuna. Esta combinación de desconfianza y fascinación que los europeos tenían por el nuevo continente fue lo que llevó a Hergé a escribir sobre América, de hecho éste era su deseo desde un principio -lo del Congo fue una imposición de sus editores- y ello se refleja perfectamente en la intensidad y el interés con que escribe la historia. La simple exageración anodina e intrascendente de su obra anterior se convierte aquí en una mezcla de ironía, sarcasmo, crítica y admiración hacia lo que ocurría en los Estados Unidos: ciudades que se levantaban en pocos días, bandidos que eran respetados por la policía, indios indígenas que eran expulsados de sus territorios de mala manera, campos plagados de coches accidentados, negocios petrolíferos que surgían en unas horas, todo era posible en ese enloquecido país. En realidad parecía una recopilación de todos los tópicos que el propio cine norteamericano mostraba a la vieja Europa (gangsters, indios, vaqueros).

Por otro lado, Hergé va evolucionando como creador de historias y ésta ya va teniendo algo más de cuerpo que las dos anteriores, "Tintín en al país de los soviets" y "Tintín en el Congo". El relato va teniendo mas entidad y no se limita a ser sólo una sucesión de pequeñas historietas, aunque en este sentido aún está lejos de la que sería su primera gran aventura: "Los cigarros del faraón".

Un capítulo especial merece el tratamiento que Hergé hace del problema indio, era un tema que le fascinaba, hasta el punto que en un principio pensó en que la historia se desarrollara exclusivamente en el mundo de los pieles rojas. Sólo su intención de mostrar lo más posible de América le llevó a incluir otra parte de las aventuras en la ciudad de Chicago. Lejos de la imagen que EEUU exportaba al mundo a través del cine (blancos buenos, indios malos) Hergé muestra un pueblo indio que era desalojado sin miramientos de sus territorios a cambio de compensaciones miserables en el momento en que dichos territoros pasaban a tener valor económico (petróleo). Esto le ocasionó ciertos problemas a la hora de publicar la historia, concretamente una escena donde soldados norteamericanos desalojan a los indios de su territorio a punta de bayoneta, tras ser descubierto en él un pozo de petróleo, sufrió sin éxito varios intentos de ser suprimida. Una muestra del empeño que puso Hergé en mostrar al mundo su visión del problema indio es el hecho de no reprimirse en absoluto a la hora de retratar el desprecio con que "el hombre blanco" manejaba a los indígenas.



Hay que aclarar que en el momento en que se escribió esta historia los indios ya no poseían territorios propios, todos estaban confinados en reservas que además eran reducidas de tamaño según la conveniencia económica de cada momento y todo ello sin el más mínimo atisbo de rebelión por su parte, especialmente a raíz de la matanza de Wounded Knee en 1890.

Al igual que en el caso de "Tintín en el Congo", este álbum fue redibujado en color manteniendo con total fidelidad la historia original. No se editó en EEUU hasta 1973, y para dicha edición hubo que cambiar alguna viñeta a sugerencia de los editores, como aquella en que aparece una niñera negra cuidando de un bebé blanco (es sustituída por una niñera blanca).

Una última curiosidad sobre la reescritura del álbum en 1945: Hergé había adquirido mucha más destreza y experiencia como dibujante de comics, lo que le llevó a subsanar algunos errores de principiante que había cometido en la primera edición. Concretamente en el mundo del cómic se considera que cuando un personaje corre de izquierda a derecha está corriendo "hacia adelante" y si lo hace de derecha a izquierda huye o retrocede sobre sus pasos. Hay una escena en que Tintín corre a atrapar al bandido Bobby Smiles, en la primera edición dibujó esta escena con Tintín corriendo de derecha a izquierda, en la segunda reparó el error y dibujó a Tintín corriendo en sentido contrario.



Tintín en América
Título original Tintin en Amérique
Año 1931
Reediciones 1945 (redibujado en color), 1973 (EEUU)
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