La primera aparición de Tintín y Milú se produjo en el suplemento juvenil Le Petit Vingtième el 10 de enero de 1929 en forma de entregas semanales y bajo el nombre de "Tintín, reportero del Petit Vingtième, en el país de los soviets". En ese momento la Unión Soviética se encontraba en plena etapa de horror estalinista y a Norbert Wallez, director de Le Vingtième Siècle, se le ocurrió la idea de crear un cómic con el propósito de mostrar a la juventud belga los abusos del régimen comunista soviético. La preocupación que había en la sociedad conservadora y católica europea -círculo al que pertenecía el periódico Le Vingtième Siècle en Bélgica- ante la posibilidad de que las influencias del comunismo llegaran a contaminar a su juventud era enorme. Por un lado la lucha de clases y por otro los profundos cambios sociales y económicos que proponía el modelo bolchevique aterrorizaban al conservadurismo europeo, pero casi más aún que todo esto preocupaban los exacerbados ataques que se producían en la URSS hacia la Iglesia Católica. Es por todo esto que a la dirección de Le Vingtième Siècle le pareció necesario actuar para intentar contrarrestar algunos apoyos que el comunismo tenía en Bélgica.

Norbert Wallez encargó este trabajo al joven Georges Remí, que ya colaboraba habitualmente en Le Vingtième Siècle como ilustrador de noticias, y que creó para ello el personaje de Tintín representando a un intrépido reportero del propio periódico, o mejor dicho, y tal como expresa claramente el título del libro, a un reportero del suplemento juvenil Le Petit Vingtième. Tintín parece por su aspecto una versión evolucionada de Totor, personaje que encarnaba a un boy-scout y que fue creado por Georges Remí en 1924, en una serie de pequeñas historias que publicó en el boletín de los scouts católicos belgas, Le Boy-Scout Belge, y que firmó con un pseudónimo que representaba el sonido de sus iniciales invertidas (R-G = Hergé).

Hergé apenas conocía nada sobre la Unión Soviética, salvo la ya comentada preocupación que había en gran parte de Europa ante la posible expansión del comunismo, y se inspiró para escribir esta aventura en el libro Moscou sans voiles (Moscú sin velos) que había publicado Joseph Douillet (antiguo cónsul de Bélgica en Rostov) en 1928. De hecho, muchos de los pasajes de "Tintín en el país de los soviets" son adaptaciones exactas en forma de cómic de determinados fragmentos del libro.


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El afán propagandístico con el que surge esta historia no pasa desapercibido en absoluto una vez que se lee. El régimen soviético no queda muy bien parado en este relato: ciudadanos que son obligados a votar a los comunistas a punta de pistola, fábricas con una gran apariencia que por dentro están vacías y sólo son un reclamo para los turistas, dirigentes que almacenan enormes riquezas robadas al pueblo, jóvenes que sólo reciben comida si se proclaman comunistas, etc. etc. Parece evidente que ni Hergé ni sus editores pensaron en ningún momento que este personaje fuera a tener una larga vida de 54 años (hasta la muerte de Hergé en 1983) y no pusieron ningún esfuerzo en darle solidez a la historia, que se limita a ser una sucesión de gags bastante disparatados y sin gran interés en conjunto. Hay que tener en cuenta que Hergé era sólo un ilustrador y no un escritor, no tenía experiencia en crear relatos -salvo las pequeñas historias de Totor publicadas en Le Boy-Scout Belge- y esa limitación pasa factura en "Tintín en el país de los soviets". Da la impresión de que en ningún momento Hergé tiene una idea clara de hacia dónde va la historia y de que todos los episodios que suceden en ella van siendo improvisados sobre la marcha. Con el tiempo Hergé irá corrigiendo este defecto -que aún se acusará en los álbumes que siguen a éste-, y terminará por crear historias de mucha mayor entidad, consistencia y calidad.



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La prueba de que ni Hergé ni sus editores le dan gran valor a esta aventura es el hecho de que es la única que nunca ha sido redibujada, ni siquiera pasada a color como todas las demás. Hergé siempre renegó un poco de este álbum y en principio no permitió ninguna reedición. En 1969 apareció una serie limitada de 500 ejemplares numerados (con motivo de su cuadragésimo aniversario) y en 1973 Hergé autorizó por fin una reedición masiva ante el auge que estaban tomando las ediciones piratas. Esta reedición apareció bajo el título de "Los archivos de Hergé" e incluía también copias de los originales de "Tintín en el Congo" y "Tintín en América". Ya en 1981 se publicó una edición en facsímil que es la que se puede encontrar fácilmente en la actualidad.

Curiosa era la percepción que muchos españoles teníamos de este álbum en los años 60 y 70. Nadie lo conocía ni lo había visto en ningún sitio, sólo se oía hablar de su existencia, lo que contribuyó a convertirlo en una especie de mito entre los tintinófilos de entonces. Incluso el hecho de que fuera el único que no estuviera publicado en aquella época nos llevó a pensar erróneamente que podría ofrecer una visión favorable del régimen comunista soviético y que por ello era censurado por el franquismo.



Tintín en el país de los soviets
Título original Tintin au Pays des Soviets
Año 1929
Reediciones 1969 (edición limitada), 1973, 1981
Personajes nuevos Tintín, Milú